INTERSER ES MI HOGAR

Sentado sobre un haz de hierba kusa,

al frescor de un magnánimo roble,

y de un viejo aliso,

medito con mi hermano el pequeño

arroyo de montaña.

Sumergido en el silencio, le pregunto:

¿De dónde vienes y a dónde vas?

Él, no dice nada,

solo canta con un suave murmullo,

al son de una frágil mariposa

y una sutil libélula,

de un matojo de violetas,

que se asemejan a mil corazones,

sonriendo con la canción de mi amigo el arroyo,

al galope de una manada de caballos

y al zumbido de insectos,

que vuelan en las diez direcciones,

a la suave brisa que asciende arroyo arriba,

y a la dura piedra,

que entre sus frescas aguas,

se deja coger, y se manifiesta como un precioso

corazón.

Y ya sin esperar nada más,

su dulce canción,

toma un nuevo tono, que responde:

«Impermanencia es mi origen,

vacío mi destino, mas,

interser es mi hogar»

UNA FLOR, EN LA FRAGILIDAD

Todo se derrumba,

la noche es fría y oscura,

la fatiga se apodera de mi corazón

y el desaliento de la muerte resuena en mí.

Las lágrimas brotan por doquier.

Y sin embargo,

el nuevo día vuelve a emerger

y brillar tan bello como siempre.

Me siento acogido, en la calidez

de un amoroso abrazo

y a cada paso acompasado,

sobre la oscura y fría noche,

se abre una flor,

una roja y brillante flor,

que cubre un frágil y desnudo cuerpo,

una flor, que anticipa

la nueva primavera.

AQUÍ, AHORA

Aquí, en lo alto de la montaña,

la vida sigue discurriendo tranquila,

la hierba continúa creciendo,

eso sí, a un ritmo pausado,

pues los fríos del otoño caen diligentemente,

tal cual, caen las hojas de los robles,

tapizando el bello jardín.

Los petirrojos siguen cantando alegres,

en cualquier momento, nunca dejan

de ofrecernos sus magistrales conciertos,

y al anochecer, disfrutamos del silencioso

baile de los murciélagos,

que en armonía con la luna llena,

cubren el cielo de maravillosas danzas.

Ahora, en lo alto de la montaña,

la vida sigue transcurriendo

tan apacible y natural,

como lo lleva haciendo miles de eones,

vacía de toda percepción,

y tan plena y maravillosa

como siempre lo ha sido.

JUGANDO

Mientras la calidez de la tarde

despierta la fragancia de la budelia,

Iris juega con la harina,

que se desprende cual cascada,

sobre sus manos,

y yo, juego con las nubes,

que fluyen cual río,

sobre mi consciencia.

Ambos disfrutamos de lo sencillo y cotidiano,

del asombro del momento presente.

Y cuando todo se acaba,

lo agradecemos y celebramos

con un beso,

que todo lo comienza.

DEVENIR

Efímero es cada paso,

en el devenir de la lluvia.

Lo uno y lo múltiple,

se abrazan, en medio del camino.

¡BELLA IMPERMANENCIA!

Cantan los pájaros,

al despuntar el día

sobre una tela de nubes.

Suenan las gotas,

al caer lentamente

sobre el vacío.

¡Bella impermanencia!

ATENTO AL PASO QUE LLEVO

Con despreocupada atención,

cruza la carretera un caracol;

lo mismo intento yo,

atravesar las vías del mundo;

con sumo cuidado,

del rastro que dejo;

con atenta soltura,

al paso que llevo.

Y MIENTRAS TANTO

Y mientras tanto,

la vida sigue manifestándose

tan bella como siempre,

y el silencio,

sosteniendo la impermanente

realidad.

SUBLIME

Tan sublime,

como el sonido de la niebla,

penetrando en la tierra,

es el sonido del silencio,

entrando en tu corazón.

EL ALMA QUE VUELA

Danzar y jugar

al son del viento,

volar por volar,

para beber el agua

de la vida;

es la vida

del alma que vuela.

TAN HÁBIL

Una gota se balancea

sobre la punta de una hoja,

al son del canto

de un pájaro,

tan hábil,

como yo me balanceo

sobre la vida,

al son del amor.