Ingrid, practicante de la Sangha Wake Up de Barcelona

Para daros una visión del proceso creativo, os dejamos las siguientes palabras de la autora:

Después de horas buceando en memorias familiares, mi cuerpo colapsó.
Me abracé. Lloré.
Aprendí que necesito pausas para poder sostener.
Que sentirlo todo de golpe, duele.
Pintar fue mi refugio: dejar que los colores tomaran forma desde la ternura, me ayudó a volver a mí.